En nuestros más de 15 años de experiencia, hemos hecho catálogos de todo tipo y para infinidad de sectores y empresas. Los hemos confeccionado de todos los tamaños y colores, para infinidad de fines: venta, corporativos, informativos, de producto, portafolios, etc.
Hay épocas en las que solemos hacer un catálogo al mes. Por este motivo, hemos creado un post de blog para que te oriente. Si estás buscando una agencia de publicidad que desarrolle tu catálogo, lee atentamente; quizás logremos enfocarte y ahorrarte un montón de tiempo.
A continuación de te hablaremos de las fases por las que suele pasar un catálogo. Desde que el cliente nos contacta, hasta que lo tiene en mano recién impreso.
Contacto y primera reunión
Una vez el cliente se ha puesto en contacto con nosotros por teléfono, correo electrónico, llamando a la puerta… se realiza una primera reunión con el objetivo de que la agencia y el cliente se conozcan.
En esta primera fase es muy importante conocer los objetivos del catálogo, el número de páginas, estilo general… para ello, te recomendamos que te acerques a Flandecoco con algún ejemplo de lo que quieres; no hace falta que sea un catálogo, cualquier elemento gráfico como una web, por ejemplo, nos sirve para entenderte.
Brainstorming y creación de la línea gráfica
Una vez realizado el primer contacto, y redactado el breafing donde se recogen los objetivos y necesidades del cliente, el equipo creativo se reúne con el objetivo de encontrar el concepto y la línea gráfica que desmarque el catálogo del cliente del de su competencia.
Esta fase es muy importante, ya que en ella se establecen las primeras bases desde las que se construirá el catálogo. Es en esta fase cuando se empiezan a decidir colores, tipos de imagen, cómo se comunicará, el estilo del diseño y los textos…
Una vez acabada la reunión, el equipo de diseño gráfico crea una propuesta de portada y de dos páginas interiores, para que el cliente las apruebe o dé indicaciones.
Recopilación de información gráfica y de contenidos
Una vez recopilados todos los textos y/o contenidos. El gestor de proyectos y el redactor creativo leerán la información y, conjuntamente, crearán un índice y una pequeña maqueta con el objetivo de determinar cómo se mostrará la información, según las necesidades del cliente y el número de páginas disponibles, pactadas en la primera fase.
Es en este punto donde se deben empezar a prever los problemas que puedan surgir en el diseño y, si es necesario, proponer un aumento de páginas o de formato. El catálogo debe quedar equilibrado y debe “respirar”. Se debe evitar un catálogo muy cargado de textos que le roben protagonismo a las imágenes.
Una vez creado el índice, el cliente lo aprueba. Es importante que en este punto el cliente sepa en qué punto estamos. A partir de aquí nos ponemos ¡manos a la obra! Por lo tanto, es importante que el cliente esté bien informado y no se pierda detalle de nada: a partir de este punto, cualquier cambio puede suponer un retraso en el tiempo de entrega.
Redacción de textos
Con el índice en mano, el redactor creativo escribe todos los contenidos del catálogo en un documento de Word que, una o dos semanas después, deberá ser validado por el cliente.
En esta fase es importante que el cliente se implique en la revisión de los textos. Una vez entrados en la siguiente fase, diseño gráfico, cualquier cambio de texto podrá afectar substancialmente al diseño, la diagramación y la maquetación del catálogo. Este es el último momento en que se puede añadir contenido y/o quitar sin que esto suponga un excesivo retraso.
Creación de la maqueta y el índice
Una vez recopilados todos los textos y/o contenidos. El gestor de proyectos y el redactor creativo leerán la información y, conjuntamente, crearán un índice y una pequeña maqueta con el objetivo de determinar cómo se mostrará la información, según las necesidades del cliente y el número de páginas disponibles, pactadas en la primera fase.
Es en este punto donde se deben empezar a prever los problemas que puedan surgir en el diseño y, si es necesario, proponer un aumento de páginas o de formato. El catálogo debe quedar equilibrado y debe “respirar”. Se debe evitar un catálogo muy cargado de textos que le roben protagonismo a las imágenes.
Una vez creado el índice, el cliente lo aprueba. Es importante que en este punto el cliente sepa en qué punto estamos. A partir de aquí nos ponemos ¡manos a la obra! Por lo tanto, es importante que el cliente esté bien informado y no se pierda detalle de nada: a partir de este punto, cualquier cambio puede suponer un retraso en el tiempo de entrega.
Fase de diseño gráfico
Con los contenidos y las imágenes bien recopiladas, el diseñador gráfico empieza a hacer realidad el catálogo, página a página. Se encarga de que todo cumpla con lo planteado en la reunión creativa y que todas las páginas tengan coherencia entre ellas: tipografías, colores, situación espacial de los contenidos…
Al final, al cabo de un par de semanas, el cliente ya podrá ver una primera versión impresa en A4 y dar su opinión y ajustar detalles con los equipos creativos.
Es muy importante tener las ideas claras y dejarse asesorar. No dar una opinión, ni buena ni mala, a la primera. Meditar cada detalle. Al fin y al cabo, el catálogo va a ser tuyo, tienes que sentirte cómodo con él. Es importante que opines, escuches y decidas.
Fase de ajustes y retoques
Una vez el cliente ha dado su OK definitivo al diseño del catálogo, el arte finalista prepara el documento para la impresión: color, líneas de corte, resolución de imágenes, tintas…
En esta fase el equipo de diseño se reúne con el impresor para analizar y ultimar detalles técnicos.
Impresión y envío
Una vez se ha imprimido y encuadernado, tu catálogo está listo para que te lo enviemos a la dirección que necesites o para recogerlo en nuestras oficinas. Tú decides.